miércoles, 10 de diciembre de 2008

Where is my mind?

Qué fresquito más rico hace por aquí, a pies de la Cebollera, jeje. Casi me he tenido que poner los guantes y todo alguno de estos días :D.

Bueno, como ponía el Alberth, ya @home y, al menos yo, más contento que unas castañuelas. Para rematar, el contraste, ahora mismo nieva de lo lindo en la pequeña Alaska. Como crío con zapatos nuevos, igual que allí. Yuuuuju!


Casi se me escapan unas lagrimitas al despegar de Winhoek y en el metro en Madrid volviendo a casa desde el aeropuerto. La experiencia ha sido cuando menos asombrosa, inolvidable más que seguro, y a cada momento que pasa se va dando uno más cuenta uno de ello. Una auténtica maravilla. Y eso que incluyo el haber sido sometido a un sufrimiento mental sin precedentes: Beavis & Butthead todo el día discutiendo, la GPSmanía campando a sus anchas a mi alrededor y, sobre todo, el Señor Salvaje, al que llevo toda la semama echando de menos (besote, Alber -kilomita, kilomita!). Literalmente han volado por los aires las conexiones entre mis dos hemisferios, perdí la noción de dónde había dejado algunas de mis cosas. Locura y surrealismo con mayúsculas.

Y como al rookie casi no le han dejado escribir los ultimos post (mentira cochina), enfrascados en hacerlo ellos como estaban en los aeropuertos a nuestro regreso, pues aprovecho ahora para completar el blog justo con lo único de lo que no hemos hablado todavía: Swakopmund y enderredores, que, aunque bien podría ser parte de otro tipo de viaje diferente, a mi me ha asombrado tanto como el resto.

Escribo de lo que apunté en la libreta que me regaló el Nash. Quizá algún otro rato pueda trasvasar también la crónica de alguna otra jornada, sobre todo de los días más intensos.


Vamos camino de Swakopmund. unos preferíamos ir a Sossusvlei, en el corazón del Namib donde hay dunas de hasta 125m de altura. Pero parece que es la atracción turística numero uno de Namibia, y eso es razón más que de sobra para que huyamos. No queremos unas Catarataras Victoria segunda parte.


Esperamos encontrarnos un poco de todo, costa y turismo, y poder apartarnos un poco de ello y adentrarnos también en el desierto.

El paisaje al salir de la capital está más verde que cuando llegamos hace dos semanas largas. Es una sensación que ya tuvimos ayer. Parece que la época de lluvias, que este año ha llegado con adelanto, empieza a notarse. Sin embargo, prácticamente todos los cauces de río que vamos atravesando hasta el momento están completamente secos.

Conforme nos acercamos a la costa todo resto de verdor va desapareciendo. Ahora mismo ya solo se ven apenas algunas matas dispersas, verde oscuro sobre arena. Gris sobre tierra blanca. Ya casi ni eso. Ahora sólo esa misma arena y piedras, en cientos de tonos marrones. Dunas y cañones. Faltan 20Km para Swakopmund. La temperatura, pese a ser las 2 de la tarde, ha bajado bastante. Se nota, y la influencia del mar en la humedad también.




Y llegamos a la costa. Caracter que tiene el atlantico por aquí también, el talud en la playa es bastante pronunciado. El lugar es eminentemente turístico, pero resulta bastante agradable. Es una especie de pequeño oasis en toda esta extensión inóspita del desierto. Por cierto, más alemán que Alemania, eso dicen. Damos media vuelta por un largo embarcadero de madera, nos comemos unos smitchel con nuestras cervecitas de rigor y un buen helado, y arrancamos para Walvis Bay, por la costa en busca de las famosas dunas.


El paisaje aqui, una vez más, es distinto e impresionante: a un lado el mar, al otro colinas de arena blanca. Barcos encallados y lomas enormes que apenas se distinguen por la galerna y la arena en suspensión arrastrada por el viento de la playa hacia el interior.

Walvis Bay resulta ser un lugar no muy bonito, la verdad, al menos lo que nosotros hemos visto, zona de puerto industrial. Así que, a pesar de ser la segunda ciudad del país, pasamos de ella, ya hemos visto el indicador a lo que queremos ver y nos dirigimos un poco hacia el interior.

Y ahí está! La Duna 7! Calculamos que tiene unos 60m de altura, nada comparado con los de sus primas de Sossusvlei, pero esta la tenemos casi para nosotros solitos, y es imponente. No nos lo pensamos dos veces, ya nos hemos quitado el calzado y saltamos del coche dejándolo entre un par de palmeras para encaromarnos pendiente arriba. El esfuerzo es considerable, casi es más cómodo ir apoyando al tiempo pies y manos. Después de subir por sotavento, el lado protegido del viento de la costa, quedamos al descubierto al llegar arriba, y la arena lanzada de barlovento nos azota en todo el cuerpo, se mete por todos lados.


La bajada, para alguno de nosotros necesaria, es mucho más llevadera. Sólo tienes que ir echando los piés para deslizarte facilmente mientras ves como diferentes capas y tonos de arena corren entre ellos desde tu posición a algunos metros más abajo. Una sensación guay. Nos volvemos echando leches para Swakopmund, se está haciendo tarde y todavía no sabemos donde dormiremos esta noche. Pero nos quedamos con ganas de más desierto.


Nos hemos vuelto a levantar tarde, muuuuuy tarde. No tenemos remedio. No sabemos si nos dará tiempo de hacer algo de lo que queríamos antes de volvernos, tenemos que entregar el coche a las cuatro. Hemos preguntado por el camino que queremos tomar de vuelta: 4:30h. Justito justito vamos a andar, nada de parapente ni otras historias, una de quads por el desierto y a salir cagando melodías.

Qué pasada! Un par de minutos siguiendo al tipo y ya no sabemos donde estamos. Hemos salido casi a pie de carretera, teniendo referencia perfecta de dónde está el mar, pero no vemos más que dunas y más dunas, arena. Imposible saber hacia donde estás mirando. Es como en las fotos. Todo marrones intensos, un montón de marrones contra el azul raso del cielo. Hoy no hace aire y tampoco hay casi nubes, así que nuestra visión es bien clara y distinta de la de ayer. No soy partidario de estos quads que todo lo machacan, pero la verdad es que esto es muy divertido y aqui parece que su impacto es más que mínimo. Un gustazo.

Echamos gasoil, son las 11 y media casi. A por la C28, 'very scenic road' nos han dicho. Y resulta que sí, estamos viendo todos los paisajes a la inversa que camino de la costa, Normal, claro, pero esta vez vamos atravesaremos las montañas, ascendiendo poco a poco.


La pista es muy ancha y está en bastantes buenas condiciones, al menos en esta zona. Nos han dicho que vayamos con cuidado y que no nos cruzaremos a prácticamente nadie, pero de momento esto está concurrido, será por la proximidad de las minas a cielo abierto.


Vamos viendo las primeras formaciones rocosas, abruptas pero no de mucha entidad. Lo que vemos al fondo es justo al contrario, grandes colinas redondeadas, un montón, como un paisaje de dunas pero con vegetación matorral. La carretera/pista bien de momento, llevamos un buena media.

A tomar por saco la media, la carretera aquí está hecha un cristo. Ya estamos en la zona de las famosas lomas y esto no hace más que subir, bastante por cierto. El accidente de moda es la zanja asesina en los valles entre cambio de rasante y cambio de rasante, y eso se repite cada medio kilometro. La verdad es que esto está muy chulo, pero conduciendo no hay muchos momentos para disfrutar de ello, y empezamos a ir con el culo pegado.

Momento chungo: famoso Bosua Pass, pendientes de más del 20% en pista de grava. Me he dejado caer las revoluciones del bólido y se me ha calado. Está empinado de cojones y no tenemos freno de mano, lo debímos perder junto con la matrícula delantera. El coche pesa bastante y se va para atrás sólo con pensar en levantar el pie del freno. Reductora, segunda y a pisar todos los pedales al mismo tiempo. Salimos sin demasiados problemas, pero no me gustaría repetir esta novedad más veces. Ahora en cada cuesta arriba vamos rugiendo como bestias, y aún así llegamos a coronar justitos de fuerza en muchos casos.

Estamos muy cerca de Windoek y lo de las 4 horas y media de trayecto era una verdad como un templo. De culo, vamos de culo. Hemos parado un momento para coger algo para comer de la nevera y hemos cambiado, ahora va conduciendo Alberth. Vickman a cada momento da minuto y resultado: tiempo para las 16:00, kilómetros hasta la puerta de African Tracks y tiempo estimado de llegada. El Señor Salvaje se pone a cantar y a cada nuevo parte suelta eso de kilomita, kilomita! (klilometer, kilometer!) Aahhhhhhh! Va a acabar volviéndome loco.

La 4:01 por el reloj del coche, acabamos de atravesar el verja de African Tracks. Apurando al límite pero cumpliendo siempre, jeje. Valerí nos esta esperando. Parece que está encantada con como le hemos devuelto el coche, y nosotros con que no haya sido sido puntillosa y como se ha portado el Toyota Hilux. Puestos a pedir, que tuviera un poco más de potencia, y un winch, pero nos ha ido de maravilla en toda situación.

Esta noche nos vamos a cenar al Joe's Beer House. Homenaje. Mañana inicamos la vuelta de verdad. Esto toca a su fin. Cagontó!!


("Where is my mind?" Sonrisa de oreja a oreja al escucharla en el Joe's. Aullo al compás de Frank Black al tiempo que doy cuenta de mi plato de Gemsbok. Broche de oro. Los Pixies sonando en medio de Namibia.)

1 comentario:

  1. Bonito post Sr.Flix. Hoy tengo nostalgia de los lodazales del Okavango y de la sabana del Kalahari.

    ResponderEliminar